Eleonora Fondeur
Creencias y relaciones: cuando nuestros pensamientos nos ponen en peligro

Como hemos visto, todos llevamos en nuestras mentes creencias que de una forma u otra nos limitan y/o condicionan nuestras vidas.
Más allá de dificultar el alcance de nuestros objetivos, nuestras ideas pre-concebidas, por lo general, no representan un riesgo mayor; salvo algunas circunstancias en las que pueden llevarnos a algo potencialmente peligroso: relaciones tóxicas.
“Es que nunca encuentro al/la indicado/a”
Esta es una de las expresiones más comunes que escucho en consulta y talleres al tratar temas de pareja y mi respuesta casi siempre es que “ese pensamiento es en efecto el origen del problema”.
Esas expresiones que decimos (y creemos) de forma tan inocente y en broma, se van grabando en nuestro subconsciente, e inevitablemente se convierten en nuestra realidad. Recordemos que el subconsciente es como un niño pequeño: todo se lo toma en serio, como si fuese una orden y nos programa para actuar de forma tal que obtengamos el resultado que le estamos indicando.
Otras expresiones, como la muy popular “prefiero estar sola, pues los hombres de ahora no sirven”, son las responsables de que atraigamos precisamente a la gente que valida esa creencia… Y entre lo que creemos, lo que atraemos por sintonía y nuestra tendencia natural a emparentarnos, podemos terminar envueltos en relaciones que, por lo menos, pueden ser catalogadas como tóxicas.
Características de una relación tóxica y creencias que las acompañan
A grandes rasgos, estos elementos suelen estar presentes en una relación tóxica y pueden tener origen en creencias erróneas que hemos aprendido de algún modo:
Sufrimiento
Es cierto que a través del dolor podemos crecer, también lo es el hecho de que mediante una relación descubrimos lo que debemos sanar; pero ambas ideas no deben converger en que una relación debe tolerar sufrimiento.
Sufrir es el más importante indicador de que una relación no es sana. Frases como “el amor real te hará sufrir”, “quien bien te quiere te hará llorar” y “el amor verdadero implica sacrificio”, nos han llevado a pensar que el amor es sinónimo de sufrimiento, pero no es así; una energía tan sublime y poderosa como el amor no pudo ser creada para causar tormento.
Así que, si alguien nos hace sufrir o nos impide ser felices, puede ser una señal de que es una relación insana.
Desvalorización
Es hacernos sentir mal, inferiores y hasta humillados, basándose en la idea de que lo que somos, hacemos, sentimos, pensamos o decimos está mal, no es suficiente, es ridículo o inaceptable.
Se suele confundir o justificar la desvalorización como un intento de “ayudar a mejorar”; la diferencia radica en los resultados: una persona desvalorizada se siente mal y es posible que empeore; la que ha sido socorrida para mejorar, crece.
Si lo analizamos un poco, es posible que encontremos creencias ligadas a la desvalorización tales como “hago esto que te duele para que aprendas”.
Miedo
Un claro indicador de una relación tóxica es la presencia del miedo. Una cosa es sentir respeto y valorar la relación y otra muy distinta es el temor constante de lo que pueda pasar: la reacción de la otra persona (enojo, violencia, gran tristeza, drama), perder la relación, etc.
El miedo es una sensación natural que nos pone en alerta, puede estar relacionado a alguna creencia de “si algo nos importa tememos perderlo” o “hay que infringir temor para ganar respeto”. Conviene no ignorarlo ya que podría estar advirtiéndonos sobre una situación peligrosa o revelándonos algo en lo que debemos trabajar.
Haz click aquí para entender un poco más sobre el miedo.
Pérdida de identidad e individualidad
Gradualmente la persona va dejando de ser ella misma porque no se siente aceptada y empieza a convertirse en algo similar a lo que la otra entiende como aceptable.
La persona se vuelve insegura, necesita la aprobación de la otra para todo y puede que esta última controle cómo viste y habla la primera, lo que hace, sus amistades, etc.
Toda esta transformación ocurre bajo la creencia de “te estoy ayudando a ser mejor”; pero mejorar no nos hace sentir tristes, sino todo lo contrario: crecemos, nos sentimos bien, más fuertes y felices pues hallamos nuestra propia fuerza interior sin dejar de ser quienes somos.
Culpa, control, chantaje, manipulación
El control es otro de los aspectos que caracterizan una relación tóxica, tiende a confundirse con el “cuidar” y generalmente justificado con creencias como “si te cela es porque te quiere”, etc.
El control también está conectado a la culpa, el miedo y la pérdida de identidad; la persona es manipulada y hasta chantajeada mediante estos factores.
Violencia
En cualquiera de sus formas, es una de las características más comunes en las relaciones tóxicas. La violencia se de fine como el uso intencional de la fuerza y/o el poder contra uno mismo u otros, cuya consecuencia es el daño. Por ende, también hay violencia verbal, psicológica, entre otras; no sólo se limita a gritos y golpes.
No en todas las relaciones tóxicas hay violencia, pero toda relación donde la hay, es insana. También está vinculada a creencias erróneas de que "las personas que nos quieren nos harán sufrir", y es muy posible que se originen en la infancia, en medio de ambientes familiares violentos.
Pérdida de libertad, aislamiento
Están relacionados con el control, la manipulación y la pérdida de identidad. Es una característica un tanto sutil de las relaciones; no se trata sólo a renunciar a ser nosotros mismos, sino también a otras cosas:
Puede que nos veamos “filtrando” nuestros pensamientos y expresiones, o que nos hallemos ocultando información, y que hasta comencemos a evadir personas con las que antes compartíamos felizmente (familiares y amigos), todo esto para “evitar problemas” o “no darle sufrimientos” a la otra persona.
>>> Importante
Poder expresarnos, ser nosotros mismos, respetados y valorados deberían ser características de todas nuestras relaciones. Si no tenemos eso es justo preguntarnos ¿por qué estamos en relaciones así?
En algún momento de nuestras vidas, todos tenemos conductas tóxicas, muchas personas las superan al darse cuenta de ellas, para otras no es tan sencillo.
Para que una relación sea tóxica no tiene que cumplir con todas las características, basta con una sola que dificulte la sana convivencia.
¿De dónde vienen nuestras creencias sobre parejas y relaciones?
Como muchas otras cosas, la gran mayoría de nuestras creencias tienen origen en el entorno familiar, sobre todo en lo que vimos en papá y mamá.
En el caso de las relaciones de pareja, influirá mucho la conducta que hayamos visto en nuestros padres, también la de los tíos, abuelos, etc., aunque en menor medida.
Si crecimos en medio de conflictos fruto de infidelidades, divorcios, abandonos, etc., es muy probable que nuestra idea de una pareja esté viciada por esas vivencias.
De la misma forma, crecer al lado de personas tóxicas, en ambientes donde hay violencia y otros tipos de abusos, distorsiona mucho los conceptos sobre relaciones humanas que podamos tener.
¿Qué se puede hacer para cambiar?
Tomar conciencia
Las parejas y personas que atraemos llegan a nuestras vida para mostrarnos lo que debemos sanar. La vida no nos castiga al enviarnos gente que nos harán sufrir, sólo nos pone en el camino aquello que atraemos por sintonía.
Atraemos a las personas que debemos conocer pues serán las que nos muestren qué debemos sanar para evolucionar. A través de ellas hemos conocido nuestras creencias limitantes y al tomar conciencia sobre esto la sanación inicia su curso.
No te arrepientas de haber estado con una persona, si llegó a tu vida era porque la necesitabas. Un dato importante sobre las relaciones de pareja es que hay que sanar la relación con papá y mamá para curarnos a nosotros mismos y atraer mejores parejas.
Dejar de lado las antiguas creencias, es preciso "re-programarse"
Ahora que sabemos que nuestras creencias atraen a las personas que conocemos (no que las personas llegan para validar nuestras creencias), el siguiente paso es la reprogramación: cambiar nuestro pensar limitador y pesimista por otro que nos ponga en el camino la gente que queremos conocer y hacer parte de nuestras vidas.
Visualizarse con la pareja y/o el tipo de persona con la que queremos estar
Pensemos: qué cualidades nos gustarían en esa persona especial? Qué tipo de amigos y compañeros de trabajo nos gustaría tener? Visualicemos seres con esas características, imaginemos las cosas que compartiríamos y el tiempo juntos, las actividades, etc.
Querernos a nosotros mismos
Así atraemos gente que nos quiera. Es esencial amarnos a nosotros mismos para amar y ser amados por otros. Nadie nos dará ni sentirá por nosotros lo que no nos damos o sentimos por nosotros mismos.
Buscar ayuda
Si nos encontramos en una relación tóxica, en especial si hay violencia, es de gran importancia buscar ayuda profesional. Las personas violentas son potencialmente peligrosas y es oportuno saber cómo lidiar y/o distanciarse de ellas.
En todo caso, lo que nos lleva a entablar relaciones tóxicas y permanecer en ellas puede estar muy arraigado en nuestro interior, al punto de no saber con exactitud qué es ni cómo sanarlo; y es posible que necesitemos una mano amiga para lograrlo.
Si tú o alguien que conoces desea explorar sus creencias limitantes o se encuentra en una relación tóxica con la que necesita ayuda, contáctame; estaré feliz de poder colaborar.
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