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  • Foto del escritorEleonora Fondeur

8 pasos para ser más feliz


El fin de año se acerca y es una época propicia para pasar hacer una pausa, reflexionar sobre nuestras vidas y hacer cambios positivos. Navidad es tiempo de paz, armonía, amor… También es tiempo de dar. En las prisas de estas fiestas y el afán del diario vivir, muchas veces olvidamos dar algo a la persona más importante de nuestras vidas: nosotros mismos. Por eso les propongo que nos demos a cada uno la oportunidad de ser más felices y aquí les traigo 8 consejos que nos ayudarán a disfrutar más de nuestras vidas.

1. Sacar de nuestro vocabulario la palabra odio, es momento de enfocarnos en lo que amamos.

Identificar y decir lo que odiamos es algo que hacemos casi de forma automática. Tal vez el mundo de hoy nos ha condicionado a ver lo malo en lugar de buscar lo positivo. Al enfocarnos en lo que no nos gusta atraemos más cosas y situaciones que nos desagradan y terminamos

La solución es simple: enfocar la mirada en lo que amamos, lo que nos gusta, lo que nos parece lindo o gracioso. Para lograr esto, al principio necesitaremos algo de auto-observación y detenernos a pensar antes de hablar para dejar de apuntar lo que nos desagrada y comenzar a ver lo que sí nos gusta.

Lo que vemos afuera es un reflejo de nuestro interior. La próxima vez que nos topemos con esa situación, persona o cosa que nos desagrada, hagamos una pausa, respiremos, preguntémonos qué relación tiene con nosotros eso que vemos y nos disgusta; comencemos a buscar las cosas positivas, lo bueno. En poco tiempo veremos la vida y todo en ella desde una perspectiva mucho más optimista.

2. Digamos adiós al chisme y a la costumbre de juzgar a los demás

Dicen que juzgar a una persona no define quien es ella, sino quienes somos nosotros. Como dijimos anteriormente, lo que vemos en los demás, en realidad está en nuestro interior.

No es justo juzgar a las personas, sobre todo cuando no conocemos su realidad ni hemos recorrido el mismo camino que ellas, no sabemos las circunstancias por las que atraviesan. Habla muy mal de nosotros el decir cosas negativas sobre los demás, como dice el refrán “si no tienes nada bueno qué decir, mejor quédate callado”. Nada positivo se logra al criticar a otros a sus espaldas, si queremos ayudarles a mejorar, lo correcto es hablar de frente; siempre con amabilidad y respeto.

Así como hemos aprendido a dejar de criticarnos a nosotros mismos, es preciso dejar de hacerlo a los demás, ser más comprensivos y empáticos, pensar qué haríamos nosotros si estuviésemos en el lugar de esas personas.

3. Controlemos la ira

La felicidad no es compatible con la ira, pues detrás de ella se esconde un gran dolor que no ha sido enfrentado y es necesario superarlo si queremos vivir más felices.

En el libro “La ira, el dominio de fuego interior”, Thich Nhat Hanh plantea que la ira es una gran fuerza interna que no debemos reprimir sino cuidar, abrazarla como a un niño pequeño, impedir que nos controle aprendiendo a dominarla.

Fuera de control la ira debilita el alma, mengua nuestra felicidad; pero si aprendemos a canalizarla puede convertirse en una gran fuerza para impulsar el cambio a lo positivo.

Con el tiempo, las personas que no logran controlar sus arranques de ira suelen irse quedando solas, porque para los demás resulta difícil y hasta agotador lidiar con ellos.

4. No torturemos nuestras mentes pensando demasiado las cosas

Ya sea un suceso que pasó, una decisión que debemos tomar o algo que nos preocupe, pensar en exceso en ello e inquietarnos no suele ser bueno. En ocasiones, la vida no se trata de entenderlo todo, sino de aceptar la realidad y dejar el agua correr.

En lugar de preocuparnos, ocupémonos: analicemos qué podemos hacer al respecto para remediar la situación. Si se trata de algo que no podemos resolver, nada ganamos con pensar en ello una y otra vez.

Confiemos: todo pasa para algo y lo mejor está por venir. Dejemos la mente “respirar”, a veces sólo necesitamos soltar el asunto y en el momento indicado llegará a nosotros la respuesta o la solución.

5. No dejemos que el miedo nos haga perder oportunidades

El miedo es una sensación normal, es parte de nuestro instinto de supervivencia y está bien sentirlo ante las cosas nuevas. Lo que no está bien es que el miedo nos impida aprovechar las oportunidades que la vida nos presenta y vivir plenamente.

Puede haber un sinnúmero de razones por las cuales temer, pero en gran parte la vida se trata de enfrentar nuestros miedos. Hay que ser valientes, y eso no significa no tener miedo, sino actuar a pesar de él; y en ese proceso vamos venciéndolo.

Si sientes que tu miedo te está impidiendo llevar una vida normal, te recomiendo leer este artículo.

6. Dejemos de hacer cosas que no nos gustan

Este es un punto importante, es muy difícil ser felices haciendo cosas que nos disgustan. Tener un empleo que no amamos, convivir con gente que nos hace sentir mal, realizar actividades que no disfrutamos, etc.; todo eso le quita el sabor a la vida. ¿Tiene sentido vivir para mal vivir? Yo creo que no.

Podemos tolerar las cosas que nos disgustan por un tiempo, tal vez por responsabilidad, pero eventualmente llegaremos a un punto de quiebre. Lo más sano es sincerarnos con nosotros mismos y darnos la oportunidad de hacer cambios para poder hacer lo que nos gusta.

La sociedad en que vivimos y la crianza que recibimos nos condicionaron para pensar que el trabajo no tiene que gustarnos y que en la vida casi todo es sacrificio. Pensar así es un error, el sentido de la vida se halla en poder disfrutarla en cada cosa que hagamos.

7. Dejemos de vivir para complacer a otros, aprendamos a decir NO

Nadie está en este mundo con el único propósito de complacer a otros. Está bien ayudar y de vez en cuando complacer a los demás, pero hay que ser cautos con esto: nunca, bajo ninguna circunstancia el bienestar de alguien debe costar nuestra felicidad. Cada uno de nosotros es responsable de lograr el propio bienestar.

Una de las frases más sabias que he escuchado dice “No conozco la clave del éxito, pero sé que la del fracaso es querer complacer a todo el mundo” -Woody Allen. Tiene sentido si consideramos que no hay nada que sea del agrado de todos, sin importar cuánto nos esforcemos siempre habrá algún disgustado. Debemos entender que nuestra responsabilidad es construir nuestro propio bienestar, sin dañar a otros en el proceso.

OJO: una cosa es hacer daño a alguien y otra es que la persona se enoje. Que alguien se disguste porque una decisión nuestra no le agrade, no significa que con eso la estamos dañando. Es sano poner límites para cuidarnos a nosotros mismos, decir NO cuando algo va en contra de nuestros principios, deseos e integridad.

8. Seamos solidarios

Es hermoso obrar para el bienestar de otros, colaborar, ayudar a mejorar vidas; todo lo que aporte al bien común (o sea, que no nos dañe a nosotros mismos); nos da una sensación de bienestar única, pues nos hace sentir útiles.

Ser solidarios es una forma de agradecer a Dios (el Universo, el Cosmos, o la divinidad en que creas) por las bendiciones recibidas, saca a flote la mejor versión de nosotros mismos y nos pone en sintonía con las vibras positivas.

A veces pensamos que para ser solidarios es necesario hacer grandes obras, pero no es así. Podemos serlo aún en cosas simples, pues los grandes cambios en el mundo son la suma de muchas pequeñas acciones.

Espero que estos consejos puedan ayudarnos a disfrutar más de nuestras vida y de corazón les deseo a todos una feliz Navidad.

Si tú o alguien que conoces atraviesa por alguna situación que le impide disfrutar de la vida y necesita ayuda, contáctame, estaré feliz de poder colaborar.

#amorpropio #Sanar #felicidad #serfeliz #autoestima

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